Coloquio organizado por la Comisión de Debates
con
MÓNICA GARCÍA
Portavoz de Más Madrid en la Asamblea de Madrid
Periodistas invitados
ANTONIO CASADO
y
ANGÉLICA RUBIO
Moderadora del coloquio
PALOMA SEGRELLES
Presidenta Adjunta del Club Siglo XXI
INTERVENCIÓN DE MÓNICA GARCÍA Autoridades, personalidades, diputados y diputadas, socios y socias, buenas tardes a todos y todas por vuestra presencia y muchísimas gracias al Club Siglo XXI por la invitación. “Somos fascistas pero sabemos gobernar”. Esta frase no es mía, lógicamente. Pero les sonará. Durante la campaña electoral, el señor Almeida, embriagado de chulería y cuando aún se llevaba bien con la señora Ayuso, dijo: seremos fascistas pero sabemos gobernar. Con su permiso les voy a leer unos cuantos titulares:
- El Gobierno de Ayuso paga 27,8 millones a una empresa de seguridad que operó sin contrato durante más de dos años.
- El Gobierno de Ayuso confía su estrategia de cambio climático a un cártel de reparto de contratos sancionado con 640.000 euros.
- El Gobierno de Ayuso se gasta 7 millones en la privatización de la vacunación y tiene más de un millón de dosis en el almacén.
- El Gobierno de Ayuso usará los barracones comprados durante la pandemia para sustituir las ampliaciones de centros no realizadas a tiempo.
- El Gobierno de Ayuso cierra el centro de salud de Villaamil y manda a 24.000 pacientes a otro situado a 30 minutos.
Bien, estos son solo algunos ejemplos de las últimas semanas. De las afirmaciones del señor Almeida no sabemos si A es cierta pero lo que sí sabemos es que B es falsa. Y me parece importante recalcar esta idea, porque muchas veces no le reprochamos al Gobierno de Ayuso ni que sea liberal ni que sea de derechas, ojalá.
Le reprochamos sencillamente que sea chapucero. En ocasiones me gustaría poder decir: mire usted, este no es mi modelo para la región, yo esto lo haría de otra manera, pero me guste más o me guste menos hay un sustento ideológico detrás. La mayor parte de las veces no es así, sino que nos encontramos con una concatenación interminable de chapuzas, mentiras y pensamientos mágicos. Voy a ponerles tres ejemplos: El primero,
el tan cacareado milagro económico. Me permito recordar aquella frase literal de la señora Ayuso de que no se podía sacrificar al 99% para curar al 1%. Es una frase que me horripiló, porque significaba sacrificar la Salud cuando todos somos de ese 1% en algún momento. Se hizo a costa de un milagro económico para salvar al otro 99%. Bien, ¿cuál es la realidad? Que hoy Madrid crece por debajo de la media, aumenta el paro y hunde sus pernoctaciones. El resultado es que ni se salvó la Salud del 1% ni se salvó la economía del 99%. Otro de los grandes ejercicios de pensamiento mágico de este Gobierno, las inapelables virtudes de suprimir impuestos a los 19.000 tíos gilitos de la región. Hace muy pocos meses, un estudio de la London School of Economics concluía, analizando 18 países de la OCDE a través de 5 décadas, que los recortes fiscales a los ricos solo beneficia - ¡oh sorpresa! - a los ricos, y que por lo demás no tiene ni un solo efecto significativo en el crecimiento económico o en el desempleo. Los investigadores firmantes del estudio recomiendan subir los impuestos a los ricos para reconstruir la economía. Sencillamente vamos a contrapelo de lo que están haciendo todas las administraciones a lo largo y ancho del planeta. No hace ni una semana que Biden ha anunciado una subida de impuestos a las grandes fortunas con la que va a financiar su plan de gasto social. Ya sería casualidad que tanto a Biden, como al FMI, como a la OCDE, como a la UE les hubiera dado unas fiebres populistas. “Tax the rich”, nos lo podemos escribir en un vestido de gala, nos lo podemos tatuar o lo podemos escribir en el BOCAM. El pensamiento mágico que impera en Madrid sobre que los de abajo prosperan porque tienen acceso a las cabezas de las gambas que tiran los de arriba es falso. Es al revés: el PP de Madrid aún no se ha enterado de que los impuestos son la mejor vacuna que tenemos para protegernos de la desigualdad. Por último, también les sonará, la libertÁ. En las últimas dos semanas, una presidenta de una Comunidad ha tenido a bien opinar mediante ataques y descalificaciones sobre cómo visto, cómo como, cómo vivo y hasta sobre cómo me peino. La verdad es que a la edad que tiene una le importaría más bien poquito si no fuera porque creo que esa incoherencia sobre lo que pregona, la libertá, y lo que acaba haciendo, hostigar, se repite no solo contra mi persona sino en su programa político en el día a día. Libertad pero control de Telemadrid. Libertad pero a la hora de adjudicar contratos el único mercado que existe es el de los amiguetes que tienen mucho patrimonio a los 25 años. Libertad pero ni una palabra sobre la marcha nazi. Libertad pero no garantizo que se practique el derecho al aborto en la sanidad pública. Libertad pero no publico el decreto para que funcione con normalidad la ley de eutanasia. Por cierto, el próximo domingo se cumplen 100 días desde que entró en vigor la ley. Desde aquí le exijo a la señora Ayuso que publique el decreto antes de esa fecha para cumplir con los derechos de los madrileños y madrileñas. La libertad, con D, no es un producto que se compre en Aliexpress ni que se venda en Wallapop para que primero Berlusconi, luego Ayuso y ahora Le Pen, hagan su campaña. La libertad es un puzzle en el que tienen que encajar todas las piezas. Libertad es tener opciones y oportunidades. Puedes vivir en una jaula y que te intenten convencer de que volar en esa jaula es libertad. O puedes vivir en la región más rica de España y que te den a elegir entre no comer y comer telepizza como libertad de elección. O entre coger una bicicleta de bicimad rota o pinchada. O que te den a elegir entre esperar 6 meses para ser operado o pagarte un seguro. Elegir entre lo malo o lo menos malo, entre lo malo conocido y lo menos malo siempre deja fuera la opción de elegir lo bueno Si la Libertad es tener opciones y oportunidades no puede ser que se descarten las mejores opciones: la mejor sanidad, la mejor educación, las mejores políticas, En definitiva, tenemos un Gobierno oxidado, que sigue creyendo fanáticamente en las lecturas sagradas del anarco-neoliberalismo en su versión mamandúrrica para un tiempo al que ya no le corresponden y que por esa misma razón va sobreviviendo el día a día lo que se les vaya ocurriendo, al albur de que un titular rimbombante o un insulto haga el suficiente ruido para cumplir una semana más. Pero les invito a que me digan qué planes tiene la señora Ayuso ya no para la próxima década o los próximos dos años, sino para los próximos dos meses. Sabemos que han convertido Telemadrid en Teleayuso, sabemos que quieren revisar las leyes LGTBI en un momento de escalada récord de las agresiones, sabemos que tienen un plan de descarbonización que consiste en descarbonizar un edificio público de 2300 pero…¿qué más sabemos? No sabemos nada más porque no hay nada más. El 6 de septiembre tuvimos una reunión de inicio de curso político con Ayuso y dos de sus consejeros. Lo que más me llamó la atención fue la falta de interés en las políticas de la Comunidad. No se puede ser indolente siendo gobernante. Y sobre todo no se puede gobernar sin curiosidad, curiosidad por ver qué pasaría si ponemos las herramientas para transformar la realidad material de la gente. Ya son varias las ocasiones en las que Más Madrid propone alguna medida y ante la ausencia de proyectos, primero nos insultan pero después los acatan. Ocurrió con la desburocratización en la instalación de paneles solares y ocurrió en el plan para el Zendal que es una copia un poco burda de nuestro programa electoral. Eso sí, yo pregunto desde aquí: el nuevo plan para el Zendal, ¿va a contar con profesionales o va a seguir chupando de otros centros como hasta ahora? A mí no me importa que nos copie las medidas, para eso estamos, por supuesto. Ni siquiera me parece lo más grave que utilice Madrid como un arma de confrontación contra Sánchez, incluso contra Casado. Lo que me da rabia es lo que dejamos de hacer mientras tanto. El tiempo perdido. Porque Madrid tiene un potencial y un talento increíble, unos ingredientes envidiables para ser el referente europeo de los grandes retos del siglo XXI. En servicios públicos más robustos, en innovación verde, en yacimientos de nuevos empleos, en I+D, en protección de nuestras pymes y autónomos. Y sin embargo tiramos nuestros recursos por el desagüe, los desperdiciamos. Madrid es Ana Peleteiro con los cordones de una zapatilla atados a los de la otra. Somos una región capaz de volar hasta los 14m y 87 centímetros, cuyo Gobierno se empeña en poner un muro de hormigón en los 7.20 Les pongo un ejemplo. El recién nombrado director de política económica dijo hace unos días: no jodamos la Formación Profesional con financiación pública. A él la universidad pública y 18 años trabajando en ella sí se la pagamos, pero a los miles de madrileños que se quedan fuera del circuito de la FP no, a ellos no. Además del bochorno de las declaraciones, es no haber entendido nada del momento político. Ahora más que nunca necesitamos un estado emprendedor que dirija, oriente e invierta. Que ponga a cooperar a los institutos de investigación con viveros de empresas innovadoras y una Formación Profesional orientada al siglo XXI. Pero el Gobierno de Ayuso no se toma en serio su papel y sigue apostando por el caballo perdedor del pelotazo. Perdedor para los y las madrileñas pero ganador para los que saben dopar a su caballo con el dinero del resto Les pongo otro ejemplo: hoy una presidenta de la Comunidad de Madrid que se precie y que preocupa por su región debería estar presentando un plan de choque de salud mental con una inyección de recursos sin precedentes. ¿Qué futuro económico nos espera en la próxima década si la tiene que comandar una generación con la salud mental hecha trizas? ¿De verdad no hay nadie que esté pensando que invertir en recursos de salud mental hoy es invertir en talento y en riqueza para el mañana? Tenemos Steve Jobs y Mozarts madrileños en potencia a los que solo estamos sabiendo ofrecer botellones, listas de espera y ansiolíticos. Si estamos de acuerdo en que en la próxima década nos jugamos el futuro de Madrid, yo quiero a las generaciones que la van a cabalgar ataviadas de oportunidades de la cabeza a los pies. Quiero su salud mental blindada para curarse del golpe emocional del bienio pandémico. Quiero que su educación sea la primera y no la última en inversión por habitante. Quiero que lo que cuesta su vivienda no se parezca tanto a su nómina para que no se vayan a vivir fuera. Y quiero alternativas de ocio para los jóvenes que no sean alcohol o apuestas. El otro día leía un hilo en tw que empezaba así: la gente buena no suele pasar a la historia. Contaba la historia de Joachim Michelberg (nombre ficticio) y cómo la vida de este alemán en Colonia, y el hecho de ser buena persona, había cambiado la vida de todos nosotros sin saberlo. Joachim era un tipo normal y, más concretamente, un buen tipo. Entre los amigos de su hijo un día pareció un niño turco que empezó a frecuentar su casa. Y observó que al niño le gustaba la ciencia y los experimentos. Cuando llegó el paso a secundaria, en Alemania promocionan a los niños hacia la universidad o hacia FP. Y cual es la sorpresa de Joachim cuando a su hijo le mandan a la universidad pero a su amigo turco no. Ningún niño turco había pasado nunca a Gymnasium, que es como se llama. Así que Joachim, como buena persona que es, se va al colegio y convence a los profesores del talento del niño turco. Ese niño turco resultó ser Ugur Sahin, uno de los padres de la vacuna del coronaviurus. Y yo me pregunto, si eso lo puede llegar a conseguir el gesto de una buena persona, qué no podrá conseguir el gesto de un buen gobierno? Cuántos Ugur Sahin nos estamos perdiendo por ser la comunidad que más segrega a sus alumnos y alumnas . A cuántos Ugur Sahin tenemos estudiando en barracones o sin luz o cuidando a un familiar que el Gobierno ha abandonado. Qué tara ideológica puede hacer que la comunidad más rica de España tenga a 1300 niños y niñas sin acceso a la atención temprana. ¿Y si Ugur Sahin hubiera necesitado fisioterapia o logopedia en su infancia? ¿Y si nuestro Ugur Sahin viviera en Usera o Villaverde y en vez de un vecino bueno dispuesto a dar la cara por él, tuviera un Gobierno bueno dispuesto a dar la cara por todos? No pido que persigamos una utopía. Pido que olvidemos una distopía: La distopía de la desigualdad y la normalización de las aberraciones sociales como punto de partida de una sociedad injusta. Señores y señoras, pero desgraciadamente no estamos a esto. Estamos a ver si la jefa de la oposición lleva tirabuzones o baila reguetón. Estamos a burlarnos de si usamos patinete, bicicleta o nos gusta el caviar. Estamos a ver si nos hemos comido un filete o tenemos un look pepero. El nivel a veces es de recreo de parvulitos. Fíjense que yo alabo las virtudes de una sana confrontación y no se me caen los anillos porque las discusiones sean broncas si corresponden serlo. Un parlamento manso es un parlamento servil. Pero ¿qué tal si discutimos sobre si las emisiones de CO2 deben ser nulas en 2030 o en 2040? ¿Qué tal si discutimos sobre cuándo y cómo poner en marcha un plan industrial de alto valor añadido? ¿Qué tal si discutimos sobre cómo protegemos y cuidamos nuestro tiempo para ser más felices? A mí la vida personal de la señora Ayuso, se lo confieso, me da completamente igual. Si les digo la verdad, en mi tarea de oposición ni siquiera voy contra ella. Empecé defendiendo la sanidad pública contra Aguirre, repudié a González, critiqué a Cifuentes y me rebelé contra Ayuso. Ninguno de ellos me interesa. Me interesan sus políticas y la degradación que hacen de la misma. Voy, si acaso, contra la crispación y el síndrome de adicción del clickbait en el que está inmersa la política madrileña y que nos está haciendo perder un tiempo precioso. Voy contra el clima de escepticismo y resignación que se ha apoderado del debate público por el cual ya no hay diálogo porque ya no hay acuerdos porque ya no se aprueba nada. Voy contra la política del bullying y el insulto utilizados para salir por la televisión o ser trending topic. Y la criptonita contra estas cosas se llama política cotidiana. Una política que hable por activa y por pasiva de los problemas concretos de los madrileños. Solemos decir que nos están robando nuestra sanidad, nuestra educación, nuestras oportunidades de futuro...pero lo que no decimos y es más grave es que nos están robando la política. El arte de la política. El buen hacer político. La señora Ayuso, el PP y los bufones de la corte, gustan mucho de meterse hasta la cocina de mi casa y de mi vida. Y yo lo que les pido es que se metan hasta la cocina de la gente de La Cañada, o hasta la cocina de los centros de salud, o hasta la cocina de una familia que tiene un niño o niña con necesidades especiales o hasta la cocina de una residencia de mayores low cost o hasta la cocina de una chavala trans o hasta la cocina de una mujer a la que acaban de diagnosticar un feto inviable y añadido al horror de la noticia, la expulsan de su propio hospital para que se busque la vida o hasta la cocina de una familia que quiere tener un hijo pero no se lo puede permitir porque sus empleos son precarios y las escuelas infantiles imposibles. Por lo demás, mi tarea no es ir contra nadie. Mi tarea es enarbolar una alternativa que desde ya mismo se prepare para gobernar en 2023. Una alternativa que se preocupe de la vida cotidiana: del aire que respiramos, del tiempo que tardamos en ir al trabajo, de cómo nos movemos y desplazamos para contaminar menos. Por eso les anuncio que en los próximos días presentaremos en la Asamblea de Madrid una Ley de cambio climático pionera en la Comunidad de Madrid. Una ley con los objetivos más ambiciosos de toda Europa, que nos sitúe como un referente en protección del planeta. Les soy sincera: me preocupan menos las concentraciones en Ciudad Universitaria que las concentraciones de CO2. Porque son las segundas las que están condenando a nuestros jóvenes. Y no basta con medidas parciales o pinceladas de greenwashing. Necesitamos trabajar en serio no solo para evitar el desastre sino para garantizar que los madrileños y madrileñas tengan vidas más tranquilas, fáciles y saludables el día de mañana. Quiero ir terminando con otros dos anuncios. En las próximas semanas comienzan las negociaciones de presupuestos. Es evidente que desde nuestra formación no vamos a dar nuestro apoyo a las cuentas de un proyecto que como he dicho en mi intervención representan a nuestro juicio una carretera a ninguna parte. Pero eso no quiere decir que nos quedemos de brazos cruzados. Siguiendo la petición de la ministra de Economía a las comunidades autónomas de presentar proyectos tractores en el marco del Plan de Recuperación, acudiremos a la negociación, entre otras medidas, con un plan muy concreto. Se trata de un polo de automoción en el sur al que hemos llamado Polo AutoSur XXI y que tiene dos patas fundamentales: una apuesta por la economía circular con el reciclaje de baterías de litio y otros materiales de automoción y la sustitución de motores térmicos por eléctricos dado que es más ecológico y más barato que achatarrar todo el coche y fabricarlo de cero. Es un proyecto que puede financiar startups de innovación eléctrica y reciclaje de materiales con una línea de subvenciones específica para la sustitución de las baterías de las furgonetas de transportistas de última milla, consideradas el talón de Aquiles de la movilidad sostenible. Calculamos que puede crear 3000 empleos en los próximos 5 años. No son todas las medidas con las que vamos a acudir a las conversaciones con el Gobierno, pero esta es una pieza clave para el futuro verde de la región. En segundo lugar, consideramos que el interés repentino de la señora Ayuso por las familias y la maternidad fue un ejercicio de “family washing”. Después de la sesión de investidura no hemos vuelto a saber nada. Por eso también les anuncio que en las próximas semanas presentaremos una Ley de familias monoparentales que las iguale al resto de familias. Queremos un marco legislativo sólido para que la ley se aplique desde el primer hijo, para equiparar las ventajas de las familias numerosas a las monoparentales y para dotarlas de medidas efectivas y concretas de conciliación tales como el acceso a empleo o comedores escolares. He comenzado con una frase del señor Almeida y termino con una de la señora Ayuso: “la homofobia solo está en la cabeza de la izquierda”. Y yo le contesto que sí. La homofobia, como el cambio climático, como la lacra de la violencia machista que ha aumentado escandalosamente tras la pandemia, como la desigualdad, son cosas que están en la cabeza de los que nos consideramos progresistas. Claro que sí, porque son realidades que acechan nuestra sociedad y nuestra forma de vivir. Lo que nadie entiende es que no estén en la cabeza de la derecha. Todo ese hueco de materia gris no puede ser ocupado solo por negacionismo y mercado. Pero de ser así, ya está de camino una alternativa que desde una política cotidiana y un feminismo del bienestar quiere cuidar la salud, el tiempo y el talento de esta Comunidad. Esa alternativa se llama Más Madrid. Muchas gracias.