Coloquio con Fabián Picardo
Club Siglo XXI
Coloquio
con
FABIÁN PICARDO
Ministro Principal de Gibraltar
Periodistas invitados
CARLOS DÁVILA
y
FERNANDO GONZÁLEZ-URBANEJA
Moderadora del coloquio
PALOMA SEGRELLES
Presidenta Adjunta del Club Siglo XXI
La situación actual
Y este momento es una oportunidad histórica. Por eso agradezco tanto la cita para despachar con todos ustedes esta mañana. Sin duda, la decisión del Reino Unido de salir de la Unión Europea fue un varapalo para Gibraltar. Como saben, el 96% del pueblo gibraltareño votó por permanecer en la Unión. Tenemos ánimo europeísta. Somos geográficamente parte del continente. Y apostamos fuertemente por permanecer en la Unión con todos los actores políticos y sociales unidos. No es poco que —allá por un ya lejano 2016— Canepa, Bossano, Caruana y Picardo —es decir, todos los ministros principales en vida— se unieran a los sindicatos y a la Cámara de Comercio y a representantes de las PYMES y la oposición y al actual gobierno, que yo lidero, para pedir el voto para permanecer en la Unión. Pero tenemos una cosa que nos tira aún más, que es nuestra condición de británicos. Y, por eso, como no podía ser de otra manera, Gibraltar aceptó el veredicto de la mayoría de la familia británica. Nos íbamos de la Unión Europea, que había sido la garantía de nuestro libre acceso al mercado de servicios y al paso fronterizo con solo unos pocos trámites. Esto, como era de esperar, creó incertidumbre. Y también creó problemas en relación con temas inesperados. Uno de ellos se acaba de resolver tan solo la semana pasada, cuando Gibraltar votó abrumadoramente para modernizar nuestra ley del aborto. Este tema pasaba completamente desapercibido, ya que, si no fuera por el Brexit, la mujer gibraltareña pasaba a España en situaciones que lo requerían. Pero, después del referéndum del Brexit, nos tuvimos que preguntar si sería posible en el futuro atravesar la frontera con la misma tranquilidad. Y fue precisamente por el Brexit por lo que inicialmente el tema del aborto terminó en el centro del debate político gibraltareño. La posición de España La verdad es que, desde el primer momento, España insistió en que el club de los 27 restantes Estados Miembro debía buscar el beneplácito español para cualquier arreglo que la Unión Europea buscara con Reino Unido en relación con Gibraltar. Así lo recogerían las directrices negociadoras de los 27. Esto no nos sorprendió en Gibraltar. Había sido siempre la actitud de España mientras éramos miembros del club. No podíamos esperar nada diferente en este momento de salida del club por parte del Reino Unido. Alfonso Dastis Lo que sí fue un cambio importante fue la posición dialogante del Ministerio de Asuntos Exteriores de España desde el momento en que llegó al Palacio de Santa Cruz el señor D. Alfonso Dastis, jerezano de nacimiento. Yo me encontré, por pura coincidencia, con Alfonso Dastis en la entrada de un hotel londinense. Fue en octubre de 2017. Le propuse que habláramos. En febrero empezamos, en una reunión discreta, para informarnos unos a otros de nuestras posiciones. Desde entonces, sí que notamos un cambio cualitativo en la postura española. Alfonso Dastis, como andaluz de origen, comprendió en seguida que la vía de la confrontación nos abocaba al desencuentro y al desenlace negativo de la salida de Reino Unido de la Unión. El señor Dastis hablo de resolver ‘irritantes’. Estábamos de acuerdo con él, porque ambos consideramos aspectos de la relación como ‘irritantes’ y teníamos ganas de resolver diferentes temáticas. Y, en unos momentos clave para toda la ciudadanía del Campo de Gibraltar y Gibraltar hemos buscado, con éxito, el deshielo de las relaciones institucionales entre nosotros. En esos tiempos aún era presidente del Gobierno Mariano Rajoy. La moción de censura del PSOE estaba aún por producirse. Pero, incluso entonces, ya no imperaba la postura de aquel que, en los días siguientes al referéndum del Brexit, anunció que en cuatro años ondearía la bandera española sobre el Peñón. Esas posturas ya no dictaban el único objetivo de la política del Ministerio de Asuntos Exteriores. Marco Aguiriano Ya lo dijo alto y claro Marco Aguiriano, cuando fue Secretario de Estado de Europa, en sede parlamentaria, ante una de las Comisiones de Exteriores: “Si presentamos los temas de soberanía, los británicos y los gibraltareños cierran sus carpetas y se marchan”. Esa es la realidad. No se equivocaba mi amigo Marco en ninguna parte de su análisis. La misma posición que tiene una vertiente opuesta, presentada por la Ministra González Laya la semana pasada, cuando, contestando a la oposición parlamentaria, en el Congreso de los Diputados, comentó que defendería la reclamación española de la soberanía ‘con uñas y dientes’. Por eso, desde el gobierno de España, la posición tanto del Partido Popular como la del Partido Socialista ha sido idéntica en relación con la soberanía. Josep Borrell Pero cuando llegó el cambio de Gobierno, Josep Borrell, amigo desde antes de ser Ministro, por parte del PSOE comprendió que las oportunidades que representa Gibraltar para el Campo no podrían ser bien aprovechadas si el Peñón salía sin acuerdo de la Unión. Josep comprendió, también, que un Brexit duro para Gibraltar hubiera sido malísimo, no solo para los gibraltareños, sino para todos los habitantes de la zona del Campo de Gibraltar. Arancha González Laya Y la ministra Laya continuó con el talante positivo de cara a la relación futura de Gibraltar con la Unión y, en particular, con España. Comprendió, como profesional del comercio internacional, que la vía del dialogo y del entendimiento nos presenta oportunidades inéditas para un futuro potencial de prosperidad compartida, sin igual en todo el mundo. Yo había sugerido ya en la segunda semana de enero de 2020 —parece que ya hace una década de aquellos momentos pre pandémicos— que Gibraltar podía ser parte de, o tener un acuerdo con, el espacio Schengen. En esa semana llego Arancha González Laya al Palacio de Santa Cruz. Solo un mes más tarde, en una entrevista en el Financial Times, ella aceptó que el ingreso de Gibraltar en la zona Schengen, o una relación entre Gibraltar y la zona Schengen, podría ser una realidad con el apoyo de España. Solo un mes más tarde, en marzo, ya sabemos que España entró en Estado de Alarma por la pandemia. Con respecto a esto, aún me parece mentira lo que hemos vivido y estamos viviendo. Reuniones ministeriales Pero, aun así, pudimos vernos —una Ministra de Exteriores de España y un Ministro Principal de Gibraltar— en persona, con mascarilla, en el Campo de Gibraltar. Fue una reunión que suscitó muchos comentarios negativos e inoportunos por parte de aquellos que parece que nunca quieren que nos veamos las caras. Y es que, si nos hablamos, no hay líos. Hay soluciones a problemas perenales. Efectos positivos Como culminación de estos contactos hemos podido ver resultados sumamente positivos para todos. Antes nada, la inclusión de Gibraltar en el Acuerdo de Retirada de Reino Unido de la Unión Europea. Un acuerdo en materia fiscal entre España y Gibraltar, firmado en nuestro nombre por Reino Unido para que tenga carácter de Derecho Público Internacional. Y varios memoranda de entendimiento que nos permiten trabajar juntos al margen de lo que nos divide. Por eso, intentan que, cada vez que haya un encuentro entre un Ministro de Asuntos Exteriores de España y un Ministro Principal de Gibraltar, los comentarios sean tan negativos que sirvan como aviso a navegantes para que no se repita el contacto. Pues aún más valientes me parecen entonces Morán, Moratinos, Dastis, Borrell y Laya. Pues todos han conocido a Ministros Principales de Gibraltar y creo que es verdad decir que ninguno, aún, se ha arrepentido. El gibraltareño Y es que los gibraltareños, no lucimos parches de piratas. No somos la caricatura que se pinta del yanito en la prensa más rancia y más infame. La verdad es que, como todos, los gibraltareños somos buenos y no tan buenos. Algunos del gusto de todos y algunos del gusto de nadie. Futuras generaciones Pero, como en todas las naciones, tenemos hijos. ¿Y por qué importa eso en un tema tan endiablado como este? Ya nos dijo Sting eso de “The Russians Love Their Children Too”, en referencia al desarme. ‘Los rusos también quieren a sus hijos’ cantaba. Todos buscamos el progreso y la prosperidad para nuestros hijos. Que cada generación tenga mejores facilidades que la anterior, no peores. Que se viva mejor en el hoy por hoy y en el futuro que en la nostalgia del pasado. Nadie busca, o nadie debe buscar, el retroceso o el conflicto. La apuesta por el diálogo Por eso, Gibraltar siempre ha abogado fuertemente por el diálogo. Porque el diálogo no humilla a quienes lo practican. Nadie se doblega, ni se rebaja por dirimir las controversias con la razón y no con los titulares. El diálogo es esencial para la convivencia. Viviendo ras con ras, como vivimos nosotros con España, la convivencia debe nacer del respeto mutuo. Por eso, en estos momentos de incertidumbre internacional, cuando el acervo mundial de la posguerra se encuentra tan atacado por fuerzas que agitan la discordia, nuestra obligación es la de traer tranquilidad a las personas que tenemos el honor y privilegio de representar. Y es que dialogar no es ceder. No hay debilidad alguna en conversar con el que tenemos enfrente y conocer sus argumentos. Ya dijo Adolfo Suárez, que “El diálogo es, sin duda, el instrumento válido para todo acuerdo, pero, en él, hay una regla de oro que no se puede conculcar: no se debe pedir ni se puede ofrecer lo que no se puede entregar porque, en esa entrega, se juega la propia existencia de los interlocutores.” ¿Y sabéis qué es lo más bonito que pasa cuando hacemos eso del dialogo que respeta las líneas rojas? Que no solo conocemos los argumentos del prójimo. También lo conocemos a él o a ella. Conocemos al contrario. Y nos quedamos, espero que mutuamente, realmente sorprendidos por lo que nos encontramos enfrente. Hacemos amigos. Y damos alas a la cooperación. En este sentido, quiero recordar hoy también a un colega que perdimos por el camino. Antonio García Ferrer, que fue jefe de la oficina de Gibraltar en el Ministerio. Antonio tenía un gran ánimo de buscar soluciones y se convirtió en buen amigo. Espero que los que nos quedamos estemos a la altura de su memoria conforme construimos un futuro mejor para todos los que representamos. Sabemos, con la seguridad nacida de trecientos años de experiencia de fondo, que, con palabras fuertes, asedios y conflicto no hemos llegado a nada más que al mismo punto de partida. Entonces, pues, habiendo apostado por el diálogo, ¿adónde nos ha llevado? Acuerdo de Nochevieja A altas horas de la madrugada, o la ‘madrugá’, como se suele decir al sur del Sur, del 31 de diciembre del año pasado, llegamos a un acuerdo. El Acuerdo de Nochevieja. Reino Unido y la Unión Europea ya habían conseguido su Acuerdo de Nochebuena. Y nosotros, en el tiempo de descuento, minutos antes de los penaltis, pudimos llegar a un acuerdo que no abocara a Gibraltar y al Campo de Gibraltar a un Brexit duro. Y lo que os dijo la Ministra en el Congreso de “uñas y dientes”, que conste que no fue metafórico, pues fue una negociación dura y donde todos defendimos lo que más nos interesa. Pero fue un objetivo conjunto de todos los equipos negociadores que esa negociación llegara a buen fin. Y a buen fin llegó. Fue un ‘win-win’ en el último minuto, que ya está dando frutos en Gibraltar y en el Campo de Gibraltar, donde, hoy por hoy, se vive una cierta normalidad. Es un marco de acuerdo de movilidad y cooperación que debe ahora convertirse en un Tratado entre Reino Unido y la Unión Europea para regular la nueva relación entre Gibraltar y el resto del continente. Que permitirá fluidez en el paso fronterizo. Que, de ese modo, agilizará también las relaciones humanas. Y que, por eso, dará efecto a los deseos de las poblaciones de Gibraltar y del Campo de dejar atrás tanta confrontación. Y, claro está, en esta situación podremos crear, una vez que el Tratado pase a firme, una certeza legal que permitirá que el mundo empresarial no aprecie riesgo alguno en inversiones transfronterizas. ¿A qué nos asomamos? A la oportunidad de crear una zona muy especial y privilegiada. A la oportunidad de establecer la marca ‘Gibraltar y Campo de Gibraltar’ como una de las de más prestigio. Un referente en suministro a una cuarta parte de la flota mercante del mundo, que pasa por el Estrecho de Gibraltar todos los años. Ya lo ha identificado el informe de la Mancomunidad que dirige mi gran amigo, y cómplice, Juan Lozano. Nos abocamos a la oportunidad de ver cómo la zona más castigada de Europa se convierte en una de las zonas más prósperas, no de Europa, sino del planeta. Gibraltar no desea ser Mónaco. Pero sí aspiramos a ser un motor económico aún más dinámico para el beneficio mutuo de todos los habitantes del Campo de Gibraltar y del propio Gibraltar. Antes de la pandemia ya disfrutábamos del tercer PIB per cápita del mundo. Y eso que, al no entendernos con nuestro vecino, no podíamos sumar los activos de un lado y de otro, de aquello que nosotros llamamos frontera y otros llaman verja, y que [además] nuestro principal patrocinador, el Reino Unido, nos saca de la Unión Europea. Las personas que habitan el Campo de Gibraltar y las zonas del sur de Andalucía tienen una gran habilidad. Somos gente con salero, gente con talento y gente emprendedora. Vivimos en una zona privilegiada por la naturaleza y el medio ambiente y por la capacidad de trabajo de aquellos que tienen la fortuna de nacer o hacer sus vidas por ahí. Estas personas son un gran recurso. Nuestro gran recurso. Son el más importante de los recursos que han descubierto empresarios internacionales y gibraltareños que establecen sus negocios en el Peñón, pero cuentan con mano de obra y con profesionales de Gibraltar y de los municipios que nos rodean. Y es que las gentes de Gibraltar y del Campo son extraordinarias. Solamente necesitan las condiciones apropiadas para que el Campo se convierta en una de las zonas más prósperas de toda España. Y, por eso, con empresas que lleguen a la zona atraídas por la certeza legal que nos proporcionará el Tratado a negociar entre Reino Unido y la Unión Europea, yo también tengo la certeza de que el conflicto, el desencuentro y el desempleo pueden ser el pasado. La prosperidad creada por un arcoíris de oportunidades que toque todas las orillas de la Bahía y a todos los que allí habitan, puede ser el futuro de Gibraltar y el Campo de Gibraltar. Claro que aún queda mucho por hacer. No va a pasar de la noche a la mañana. Tendremos que trabajar muchos años. Pero apelo directamente a la clase empresarial para que sea cómplice de las diversas administraciones que pueden y deben implicarse en hacer un éxito de este sueño de cooperación y prosperidad. Y, que quede claro, yo estoy aquí para abogar por lo que es bueno para Gibraltar. Pero lo que es bueno para Gibraltar es bueno para España, y, en particular, es bueno –o buenísimo– para esa parte tan castigada de España que es el Campo de Gibraltar. Claro está que, de la misma manera, lo que es malo para Gibraltar es malo –o malísimo– también para esa parte tan castigada de España que es el Campo de Gibraltar. La Mancomunidad recoge en su informe de diagnóstico que la tasa de desempleo de la comarca del Campo de Gibraltar es del 29,75%.Grabación completa en el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=-GYBqM4exto
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